Cuando voy al dentista siempre tengo caries y me cuido, ¿qué puedo hacer?

CUANDO VOY AL DENTISTA SIEMPRE TENGO CARIES Y ME CUIDO, ¿QUÉ PUEDO HACER?

Descubrir caries es uno de los mayores miedos que las personas tienen a la hora de ponerse en las manos de un dentista. Nadie quiere escuchar esa noticia. Sin embargo, se estima que el 95% de la población tiene o ha tenido en alguna ocasión una caries.

¿Qué es una caries?


Es una afección causada por los ácidos que produce la placa bacteriana depositada en las superficies dentales a partir de los restos de los alimentos. Esta situación desmineraliza los dientes y es capaz de destruir paulatinamente tanto el esmalte (el tejido más duro del organismo) como la dentina perforando poco a poco la pieza hasta llegar a la pulpa dental.


 


¿Qué la provoca?


Esta situación se origina por la combinación de varios factores:



  • Una deficiente higiene oral. Hay que lavarse los dientes después de cada comida y de forma correcta para evitar la generación de sarro, que es la acumulación de la placa bacteriana calcificada.

  • Azúcares y almidones (carbohidratos). Dichos alimentos favorecen la producción de ácidos por parte de las bacterias, por lo que su ingesta en grandes cantidades fomenta la formación de caries.

  • Características de la saliva. Las condiciones individuales (viscosidad, ph, volumen o cantidad de saliva…) varían el riesgo de caries en cada boca.

  • Pastas dentales. La aplicación de flúor y otras sustancias remineralizantes debe ser prescrito por su dentista tras analizar las características individuales de su dentadura. Determinar el nivel de riesgo para cada persona permite usar los productos más adecuados para combatir la acidez, hidratar o remineralizar según se necesite.


 


Prevenir desde la infancia


El mejor tratamiento para solucionar una caries es ¡no tenerla! Y para no tenerla es necesaria una buena educación sobre salud dental. Esta instrucción debe comenzar desde la infancia, enseñando a los niños los problemas derivados de una incorrecta higiene oral y las pautas de aseo necesarias para gozar de una dentadura fuerte y saludable:



  • Un cepillado debe ser:

    • lento (hay que tomarse unos minutos).

    • suave (masajeando dientes y encías).

    • de arriba abajo (desde la base de la encía al borde del diente).

    • de atrás hacia delante de la boca (llevar un orden limpiando primero muelas y luego dientes).



  • Limpiar ambas arcadas (dientes superiores e inferiores).

  • Tener especial atención en los espacios interdentales y la línea de las encías, donde se suelen acumular restos de comida.

  • Usar hilo dental en los espacios interdentales para eliminar el sarro o los restos de comida.

  • Cepillar la lengua de atrás hacia delante para eliminar los microorganismos que se adhieren a ella.

  • Cambiar de cepillo o cabezal eléctrico cada tres meses aproximadamente.

  • Limitar la ingesta de dulces y bebidas azucaradas, y si se toman hacerlo con las comidas y no como picoteo entre horas si no nos podemos cepillar.

  • Visitar cada seis meses al odontólogo para que controle nuestro riesgo de caries.


 


Niños y caries


Las caries son un problema bucal muy común entre la población infantil. Pueden producirse desde el mismo instante en que aparecen los dientes de leche. No obstante, como estos terminarán cayéndose y siendo reemplazados por los permanentes, existe la creencia de que estas caries no revisten gravedad.


Pero los dientes de leche son imprescindibles para que el infante pueda masticar. La masticación adecuada permite desarrollar la boca creando el espacio a los dientes definitivos que saldrán más adelante.


Una caries supone un riesgo de infección, es decir, los dientes de leche evolucionan las caries con rapidez y generan abscesos que producen dolor al masticar o pueden dañar el diente definitivo que se forma debajo.


Cuando se pierde un diente de leche demasiado pronto, el contiguo se mueve ocupando el espacio vacío, provocando que otras piezas adultas no encuentren sitio para salir generando apiñamiento dental.


 


Cuando ya se tiene una caries


Por lo general, las caries no presentan síntomas hasta que o bien se rompe un trozo del diente o la infección llega al nervio dental, produciendo un dolor agudo al enfermo. Sin embargo, uno mismo puede detectar que tiene una caries si observa las siguientes señales:



  • Cambios de color en los dientes.

  • Agujeros en alguna superficie del diente.

  • Sensibilidad dental al comer o beber alimentos fríos o calientes.

  • Dolor al morder alimentos duros.

  • Mal aliento (halitosis).

  • Infecciones bucales (inflamación en la encía o fístulas).


Una vez descubierta es importante no perder tiempo y acudir sin dilación al dentista. Si es una caries incipiente (agujero o desmineralización del esmalte), en Clínica Pedroche podemos reconstruir el tejido afectado con un empaste de materiales bioactivos. Se trata de una técnica odontológica mínimamente invasiva que consiste en eliminar el tejido de la dentina dañado para evitar su progresión y remineralizar la pieza.


Sin embargo, cuando la caries es mayor, ya hay que restaurar el diente por completo quedando un diente más frágil. Por esta razón es tan importante la prevención y un diagnóstico profesional temprano.


 


Test contra las caries


Actualmente existe un test capaz de determinar la tendencia natural que una persona posee de padecer caries. Tiene una fiabilidad del 98% y evalúa las características de la saliva y las condiciones del huésped (higiene y hábitos alimentarios). Se realiza en una sesión en consulta de 60 minutos y segmentamos al paciente en función de su riesgo, con una valoración que va del alto riesgo a bajo riesgo. Las pautas de prevención cambian en función de cada paciente.


Asimismo, también se puede detectar la caries mediante radiografías dentales intraorales, es decir, tomadas dentro de la boca del paciente:



  • Radiografía periapical: Con ellas se observa desde la corona hasta la raíz y sirve para comprobar la situación global del diente.

  • Radiografía de aleta de mordida: Consigue una imagen completa de las coronas dentales permitiendo ver si existen caries en el espacio interproximal, entre dos dientes.

  • NIRI: Sistemas de transiluminación que permiten detectar las descalcificaciones interproximales de forma temprana y sin radiación.


 


Hábitos y alimentación


Si sufres habitualmente de caries, te animamos a que refuerces tu higiene bucal con mejores cepillados y el uso regular de enjuagues e hilo dental. Al mismo tiempo, revisa tanto tus hábitos como tu alimentación.


Y es que hay ciertas conductas cotidianas que aumentan el riesgo de desarrollar caries:



  • Fumar o tomar alcohol: Acrecienta la sequedad bucal ayudando a la proliferación de microorganismos.

  • Consumir ciertos fármacos: Antidepresivos, antihistamínicos o inhaladores también generan sequedad y jarabes y pastillas para la tos endulzantes aumentan el riesgo de caries.

  • Piercings: el roce continuo del pendiente sobre los dientes y encías puede dañarlos.

  • Cepillarse muy rápido los dientes: Al menos dos veces al día debemos realizar un cepillado de todas las superficies durante cuatro minutos.


En cuanto a la alimentación, llevar una dieta sana y equilibrada favorece una buena salud dental. Para ello es bueno reducir la ingesta de:



  • Alimentos ácidos y cítricos.

  • Dulces y golosinas.

  • Frutas confitadas.

  • Cereales azucarados.

  • Bebidas con azúcares añadidos.

  • Bebidas isotónicas

  • Zumos envasados.


Por otra parte, te recomendamos incrementar la incorporación de alimentos que ayuden a neutralizar los ácidos naturales y a producir saliva:



  • Lácteos.

  • Beber muchas veces pequeñas cantidades de agua.

  • Edulcorantes que estimulen la producción de saliva.

  • Zanahorias.

  • Manzanas.

  • Apio.

  • Huevos.

  • Legumbres.

  • Espinacas.

  • Pescados azules.

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