Bruxismo

La detención precoz y el tratamiento del bruxismo, mejora tu calidad de vida y alarga la duración de tu dentadura

¿Alguna vez te has descubierto apretando los dientes de modo impulsivo? ¿O te has levantado con dolor de cuello sin saber el motivo? Este tipo de efectos son causados por el bruxismo, una patología orofacial cada vez más frecuente entre la sociedad.

Suele producirse por múltiples motivos y en diferentes momentos y no distingue entre niños, adultos, mujeres u hombres. También llamado rechinar de dientes, el bruxismo leve y ocasional no genera daños en los dientes, pero uno recurrente puede provocarte grandes trastornos bucales. Porque el bruxismo puede convertirse en un hábito muy difícil de romper, llegando a originar desgastes dentales extremos, dolores musculares y lesiones en la articulación temporomandibular (ATM).

Preguntas frecuentes

El bruxismo es un acto inconsciente mediante el cual se aprietan o rechinan los dientes, ya sea durante la noche (bruxismo nocturno) o por el día (bruxismo diurno). Esta acción es una de las maneras que tiene el cuerpo para descargar la tensión que acumula. Es más común que se produzca a lo largo de las horas de descanso y, por lo tanto, suele resultar muy difícil de controlar.

Se caracteriza por una alteración de los músculos mandibulares y las estructuras adyacentes que termina dañando no solo la dentadura, sino también la articulación temporomandibular, que se encuentra entre el hueso temporal y la mandíbula, la cual permite la movilidad mandibular haciendo que sean posibles la masticación, la deglución y la fonación.

Se estima que hasta un 70% de los españoles sufre esta dolencia en algún grado. La mayoría ni siquiera son conscientes de que la padecen hasta que acuden al dentista con trastornos dentales o dolores de cabeza y musculares. Entre los diagnosticados se encuentra el 12% de los niños y alrededor del 20% de los adultos. Por eso es tan importante que la ciudadanía conozca las consecuencias y la sintomatología del bruxismo, pues solo con una detección temprana logramos evitar los efectos nocivos que provoca en la salud.

Hay dos clases de bruxismo:

  • Céntrico: Es el apretamiento de la mandíbula inferior contra la superior. Esta presión no llega a desgastar los dientes, pero sí ocasiona sobrecargas musculares en la articulación temporomandibular.
  • Excéntrico: Los dientes se aprietan y se frotan unos contra otros. De ahí el apelativo por el que se conoce coloquialmente a esta patología: rechinar de dientes. Se realiza casi en todos los casos durante el sueño.
Comúnmente, el bruxismo comienza durante la adolescencia, entre los 16 y los 20 años, afecta por igual a hombres y mujeres y tiende a aumentar con la edad. Por otra parte, también es común en la infancia, sobre todo entre los 4 y los 6 años, calculándose que hasta un 80% de los niños ha tenido en algún momento síntomas de bruxismo.
 
Sin embargo, se trata de una afección de distinta categoría, ya que ocurre durante el desarrollo de la dentición. Y es que se establece dentro de un proceso fisiológico natural que ayuda a estimular la formación muscular y ósea de la cara y la erupción dentaria. Además, el bruxismo infantil desaparece por sí solo en el momento en el que brotan los dientes permanentes.
 
Aún así, es recomendable que los padres que observen un apretamiento o rechinar de los dientes de sus hijos acudan a su odontólogo de confianza para verificar las consecuencias y la evolución oral del niño.

Los síntomas del bruxismo son muy variados y conviene actuar cuanto antes:

  • Rechinar o apretar los dientes.
  • Mayor dolor o sensibilidad dental.
  • Dolor de cabeza sordo que comienza en las sienes y puede afectar a la cara, cuello o el rostro.
  • Dientes aplanados, fracturados, partidos o flojos.
  • Esmalte dental desgastado.
  • Dolor muscular con puntos gatillos que generan músculos cansados o rígidos, que se cansan al masticar alimentos más fibrosos o duros.
  • Dolor articular que se refleja en dolor alrededor de los oídos o en la mandíbula que sufre bloqueos y no se puede abrir o cerrar por completo.
  • Cuadros que dan pitidos, mareos o vértigos.
  • Alteración del sueño.
Consulta con el dentista cuanto antes, si tienes alguno de los síntomas mencionados anteriormente. Si observas que tu hijo rechina los dientes, o presenta otros signos o síntomas de bruxismo dental, asegúrate de mencionarlo en la próxima consulta con su dentista.
 

Hasta el día de hoy no se han hallado unos factores concretos para el surgimiento del bruxismo. No obstante, se ha verificado que el elevado ritmo de vida que llevamos en la actualidad genera uno de sus motivos más comunes: el estrés.

Otras causas del bruxismo son:

  • Mandibulares. Las maloclusiones o alteraciones mandibulares desencadenan frecuentemente bruxismo.
  • Físicas. Las malas posturas a la hora de dormir o trabajar durante el día, una intensa respiración bucal o una mala posición de los dientes interfieren en la oclusión y, por tanto, pueden desembocar en presiones y deterioros musculares en la mandíbula y la cara.
  • Psicológicas. La hiperactividad en los niños o los problemas emocionales ocasionan tensiones psicológicas y musculares que promueven malos descansos. También la ansiedad o el nerviosismo, tanto en niños como en adultos, son razones frecuentes en su aparición.
  • Enfermedades. El Parkinson, la demencia y la epilepsia, así como diversos trastornos nocturnos (apneas, pesadillas o desórdenes en el descanso) dan lugar a una elevada angustia psicosomática que se revierte en los músculos y el sistema nervioso.
  • Factores externos. El consumo de medicamentos, alcohol o drogas puede crear efectos secundarios y alterar las condiciones mandibulares.
 

La fuerza general de masticación de un adulto está entre los 15 y los 35 kilogramos, pero las personas que sufren de bruxismo pueden llegar a alcanzar unos niveles de 250-350 kilogramos en los momentos de mayor tensión muscular. A largo plazo, estas presiones y rozamientos continuados provocan que las piezas dentales se desgasten y se astillen.

Dichos daños causan lesiones irreversibles en el esmalte que acarrean la aparición de hipersensibilidad al frío, el calor o el dulce y facilitan la generación de caries. También, pueden propiciar movilidad dentaria e incluso la posibilidad de que se termine rompiendo alguna parte de la corona dental. Asimismo, esa rotura del esmalte y el desgaste coronario disminuyen el tamaño de los dientes, creando con ello problemas estéticos.

Pero el bruxismo no solo tiene repercusiones en los dientes, la mucosa gingival también sufre esa presión extrema haciendo que se den inflamaciones y recesiones en las encías. Estas lesiones gingivales impulsan la reproducción de enfermedades periodontales y la aparición de triángulos negros o troneras.

Otra secuela son los llamados torus mandibulares, unas protuberancias con forma redondeada que aparecen bajo la encía y detrás de los maxilares. Son crecimientos del hueso inocuos y asintomáticos, pero cuando adquieren un cierto tamaño pueden producir ulceraciones, molestias en la fonación y la masticación, desajustes en las prótesis dentales y dificultades en la correcta limpieza oral.

Las consecuencias negativas del bruxismo no se quedan en la boca y se extienden a la articulación temporomandibular, en la que se generan trastornos que más tarde ocasionan intensos dolores de cabeza, cara, oído o cuello. También puede producir una inflamación de los músculos mandibulares y la hipertrofia de los maseteros (los músculos encargados de la masticación), llegando a engendrar trismo: una enfermedad que dificulta la adecuada apertura de la boca.

Al mismo tiempo, el nivel de estrés al que se somete a nuestros músculos orofaciales lleva a que se den diversos microdespertares a lo largo la noche, impidiendo el descanso y que el paciente se encuentre agotado durante el día, lo que puede provocar accidentes laborales y automovilísticos. E incluso podría derivar en problemas a la hora de conciliar el sueño o insomnio.

Las férulas de descarga ayudan mucho a aquellos pacientes que tienen problemas de mordida o que producen una excesiva tensión en la boca. Las férulas bruxismo se deben confeccionar a la medida tras realizar un diagnóstico minucioso del problema. No podemos usar un solo tipo de férula, como la Michigan, la más conocida para todas las situaciones. Cada paciente precisa personalizar su férula y en las revisiones posteriores reajustarlas para conseguir generar una sensación de relajación mandibular, mejorando considerablemente su calidad de vida y reduciendo el desgaste excesivo de los dientes, entre otras consecuencias, que se produce a causa del bruxismo.

Las férulas se hacen a la medida del paciente adulto y en cada caso se determinará por cuánto tiempo deberá usarse. Es necesario realizar revisiones periódicas y se compaginan en ocasiones con sesiones de fisioterapia, a veces, para ayudar a disminuir la tensión y el dolor.

El bruxismo es una patología oral muy extendida entre la población y cuyos efectos van más allá de la boca, afectando también al resto del cuerpo del paciente al suscitarle diversos dolores musculares, cervicales y cefaleas.

A su vez provoca la destrucción de las masas dentarias y la fuerza ejercida en las arcadas conlleva a que las encías también se lesionen, promoviendo recisiones y enfermedades periodontales. El estrés, la ansiedad, las maloclusiones y los incorrectos posicionamientos dentales son algunas de las causas que fomentan esta afección.

Muchas personas con bruxismo no son conscientes de que lo padecen hasta que existe un notable desgaste dental o los dolores se convierten en recurrentes. Por ello, llevar a cabo revisiones odontológicas periódicas y poner en conocimiento del dentista cualquier malestar relacionado con la cabeza o los músculos orofaciales facilita mucho su diagnóstico. El odontólogo será quien determine el tratamiento más efectivo para cada paciente, pero en casi todas las ocasiones se remedian sus consecuencias con férulas de descarga.

Si te levantas por las mañanas con dolor de cabeza, la mandíbula anquilosada o sensibilidad dental, puede que aún no lo sepas, pero padeces de bruxismo. Llámanos al número de teléfono 915 27 29 16 o visítanos en la calle de Bustamante 45, 1ºG, de Madrid y te ayudaremos a remediar sus secuelas.

En Clínica Pedroche en Madrid, somos especialistas tanto en la prevención, como en el diagnóstico y en tratamiento del Bruxismo y del Dolor orofacial. Somos el Centro de referencia en Madrid de la Asociación de Cefaleas y Mareos. Consúltanos sin compromiso. El Dr. Pedroche lleva 12 años tratando pacientes con dolor orofacial e investigando las causas que lo producen en cada una.

Desarrollamos todos nuestros tratamientos desde un punto de vista general de la salud, para entender mejor el estado, las condiciones y las necesidades de la región bucodental.

Desde el primer momento, atendemos tus necesidades aplicando todo nuestro criterio profesional, con el instrumental y los equipos tecnológicos más avanzados para poner a tu disposición y mejorar tu salud general a través de nuestros tratamientos de última generación.

Además, contamos con la maquinaria y un equipo multidisciplinar que puede ofrecer sus servicios para mejorar la calidad de vida de quienes padecen Bruxismo.

En nuestras instalaciones, nuestra prioridad es garantizar tu comodidad desde el primer momento, para que compruebes de primera mano la excelencia de todas nuestras consultas, diagnósticos y tratamientos para solucionar el problema que te afecta, sea cual sea, mediante la acción de profesionales de distintas especialidades.

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